En un entorno de belleza extraordinaria, encima del acantilado de un pequeño promontorio bañado por la Mediterránea, se encuentra la ermita de la Mare de Déu de Barà.
Debajo, una cala donde hace más de 1000 años descansaban las barcas de un poblado de pescadores, y encima un castillo, el Castell de Barà, documentado en el siglo XI, protegía el poblado. Y al lado la iglesia de San Pedro, con una imagen de la Mare de Déu, muy venerada en aquel entorno. Dicen que fue encontrada en el agua, en una roca llamada “roca plana”, que la había perdido un velero que la llevaba como una imagen protectora, según la costumbre de aquel tiempo.
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